lunes, 6 de mayo de 2013

Jugando a: Naufragos

Este fin de semana he tenido la oportunidad de estrenar varios juegos largos, uno de ellos fue el Merchants & Marauders, una partida que duró unas cuatro horas con doble explicación de reglas (un jugador dejó el sitio a otro en medio de la partida). Haré una crónica en otra ocasión porque seguro repetimos ya que a pesar de ser un juego largo gustó a todos.

El otro juego que pude probar no es mio, aunque lo tengo preordenado, se trata del Náufragos. ¡Por fin pude probar el juego!

Fernando me llamó para una quedada nocturna en su casa para jugar al Náufragos junto con su mujer Araceli, Maria Antonia y yo aceptamos dispuestos a otra partida larga, aunque esperaba que no tan larga ya que tenia que levantarme pronto al día siguiente.

Me tocó explicar las reglas, me las había leído repetidas veces pero tiene bastantes cosas, así que la explicación fue un poco larga y luego me dí cuenta que aplicamos mal alguna regla que nos ayudó a sobrevivir.

Al comienzo de la partida cooperamos bastante, construimos pronto un buen refugio de nivel 1 (más tarde construiríamos hasta el tres), buscamos madera y subsistimos gracias a mi habilidad para pescar. A pesar de grandes esfuerzos por encender la hoguera no hay manera, ¿nadie sabe encender un fuego? Aqui el primer error de reglas, ya que no bajamos energía por no tener el fuego...

Fernando y Araceli son los primeros valientes que se aventuran a explorar esta maldita isla, Fernando tiene muy buena orientación, no creo que se pierda. Salen pronto y no llegan hasta horas más tarde, ¿que habéis hecho tanto tiempo? Empiezan a contar multitud de cosas que les han pasado, aunque una me atemoriza especialmente, Fernando asegura haber visto un tiburón cuando intentaba coger unos cangrejos que parecían comestibles. Por lo menos nos aseguramos tener buenos sitios para ir a buscar comida, no parece que vayamos a pasar hambre.




Iban llegando restos del naufragio constantemente, parece que la marea juega en nuestro favor porque no hay día en que no llegue algo a la orilla. Araceli siempre va a ver que ha llegado y se queda siempre lo mejor... la muy ladrona se queda con un montón de oro y joyas que no quiere repartir con los demás, Maria Antonia es la que esta mas enfadada, le ha tocado una Biblia...

Mejoramos nuestro refugio para poder descansar mejor, Fernando y Araceli sufren alguna lesión leve en sus exploraciones y suelen descansar luego un par de horitas para recuperar energía y curarse, yo sigo pescando lo que nos procura una fuente de alimento, aunque algunos días no hay suerte y vuelvo de manos vacías, estos días es cuando discutimos por la comida y tiramos de la que cada uno se ha guardado celosamente.


En una de las exploraciones Maria Antonia y yo salimos con Fernando y Araceli a ver como de cierto son esas historias que nos cuentan. Nos han hablado de unas cuevas en unos acantilados, Araceli guarda un mapa del tesoro celosamente, de un barco que vieron cerca de una bahía. Los cuatro salimos juntos, casi recorremos toda la costa, ¡se la conocen muy muy bien! Aunque tuve mala suerte y me hago una herida, parece leve pero aquí en la isla no tenemos medicina y por la noche empeora y me deja una cojera en una pierna que no creo que se vaya ya, esto se complica.


En una de las exploraciones de Araceli y Fernando estos no vuelven, se han perdido, así que Maria antonia y yo solos podemos comer bien y recuperarnos, por lo que salimos de exploración nosotros. Como toda la costa esta explorada y parte de la jungla tenemos que lidiar con la vegetación, aunque podemos hacer un buen avance, quizás demasiado porque ahora que nos damos cuenta no sabemos como llegar a casa, el caso es que hay un cañón, ¿lo llevamos al campamento? Cuesta horrores moverlo pero lo vamos empujando, no se muy bien hacia donde pero ahí estamos, perdidos...

Estamos perdidos varios días, Maria Antonia, yo, y un cañón...el maldito cañón que pesa un quintal, el estúpido cañón que no se mueve por la arena, ¿no podemos encontrar un motor para el cañón? Al tercer día llegamos al campamento, ¡al fin! Dejamos el cañón en cualquier lado y me voy a descansar, estoy molido.


Mientras siguen llegando restos a la costa, y Araceli bien atenta a ser la primera en elegir, quedándose siempre lo mejor no sea que vayamos a compartir algo...Los rencores y disputas afloran, el tiempo perdido de cada uno escribiendo en el diario aumenta, hasta que se termina la tina, solo Araceli tiene un poco, ¡la última que queda! Evidentemente no la quiere compartir. Fernando y yo conseguimos algunas armas con munición, Maria Antonia no se queda con nada útil.

Llegados a este punto nadie va a pescar si no es para comer el mismo, Araceli necesitada va a pescar y paga la novatada, una medusa le pica causándole un fuerte dolor, aunque no revierte en nada grave y se recupera pronto.



La codicia y sed de una bonita historia nos lleva a querer escribir, pero Araceli tiene la tinta...la maldita tinta. Hay que aprender a fabricar pero nadie va ya a pescar, nadie busca comida, el hambre hace mella en nosotros, mientras nos afanamos en explorar lo poco inexplorado de esta maldita isla. Aunque un volcán nos interrumpe y nos hace perder un tiempo valioso, pero es solo posponer el desenlace y disminuir nuestras posibilidades, aumentar nuestras penurias y nuestra hambre, las secuelas empiezan a aflorar en todos nosotros, debemos llegar al promontorio rápido si no queremos morir.

Finalmente, tras calmarse el volcán podemos llegar al promontorio, ¿podremos avistar algún barco y que este sea capaz de vernos? Afortunadamente vemos un barco, estábamos preparados: Encendemos una gran hoguera que habíamos preparado, habíamos hecho una gran señal en la arena, teníamos el cuaderno del capitán y otros cachivaches que podían ser útiles. Todo para que ese barco se dé cuenta de nuestra presencia, y en un primer momento parece que todo falla y el barco pasaría de largo, pero afortunadamente en el último momento cambia el rumbo hacia nosotros, ¡estamos salvados!

De nuevo en la civilización al principio mucha gente se interesa por nuestra historia, cada uno cuenta a su manera sus vivencias, lo escrito en nuestros diarios ayudan mucho pero Fernando había explorado mucho, escrito mucho, se había quedado con buenos objetos, así que pronto la premsa empezó a fijarse en su historia, relegando a los demás al olvido, por lo menos estamos vivos.

Fernando: 44 puntos
Xisco: 42 puntos
Araceli: 41 puntos
Maria Antonia: 32 puntos

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